El término diplejía nos indica que la afectación se encuentra; mayormente, en miembros inferiores, presentando espasticidad en su musculatura y provocando, lo que se denomina, marcha en tijera.
Causas
Las causas más frecuentes son:
- Niños que han presentado asfixia neonatal.
- Niños que han nacido prematuros.
- Además, otra causas como infecciones, anormalidades genéticas, lesiones fetales, etc.
Diagnóstico
Los signos precoces; pueden estar presentes desde los primeros meses de vida. Pero no siempre se consigue establecer un diagnóstico de forma temprana, por lo que es muy importante observar si aparecen dificultades de movimiento en las piernas o en la adquisición de habilidades motrices según la edad del bebé, que nos hagan sospechar de un posible signo de alarma.
Exámenes complementarios:
- Neuroimagen (normalmente, una resonancia magnética): para confirmar la existencia, localización y extensión de la lesión.
- Electroencefalograma (EEG): para detectar signos de epilepsia y hacer un seguimiento en niños con más riesgo.
- Revisión oftalmológica
- Estudio de la audición
- Radiografías: tanto en las caderas, como antes de que empiece a ponerse de pie, para valorar si hay riesgo de subluxación o luxación.
Manifestaciones y pronóstico
Del mismo modo, como vimos en el artículo de la “Clasificación de las habilidades motoras en niños con PCI”, la parálisis cerebral infantil (PCI) se puede dividir en 5 niveles según las habilidades motoras que presenta el niño.
En la diplejía espástica, el 98% de los niños están en los niveles I, II y III. Eso significa que, normalmente, la gran mayoría de niños con diplejía espástica lograran tener una marcha autónoma con o sin ayudas (muletas, caminador, bastón…).
Como resultado de la espasticidad en las piernas, estos niños pueden presentar problemas posturales y de equilibrio cuando están de pie, caminan, corren, etc., y alteraciones musculoesqueléticas como mal desarrollo de la cabeza del fémur, pies en equino o acortamientos musculares y contracturas a nivel de miembros inferiores.
En algunas ocasiones, pueden presentar dificultades en la manipulación, con una reducción de la calidad del movimiento y/o necesitan más tiempo para realizar una tarea.
Con frecuencia presentan problemas de agudeza visual y estrabismo. Sin embargo; tanto, el lenguaje y las funciones cognitivas; como las oromotoras y gastrointestinales, no acostumbran a estar afectadas a pesar de estar en riesgo de padecer cierto retraso mental o problemas en el desarrollo.