Publicado el 02/02/2016
Categoría: Cultura

De acuerdo con Víctor Ugalde, “en 1983 se produjeron 92 películas mexicanas de largometraje: 10 del Estado, 80 de iniciativa privada y dos independientes (Miranda, 2006: 28).

De esos 80 largometrajes que fueron de manufactura Televicine –la productora de Televisa–, cabe resaltar Ya nunca más de Abel Salazar por dos cuestiones: primero, porque aborda el tema de la discapacidad, y segundo, porque el personaje principal fue interpretado por Luis Miguel, con quien “Televicine iniciaba la fórmula de hacer actuar al cantante de moda” (Miranda, 2006: 29).

En Ya nunca más, se puede ver a Luisito (Luis Miguel), un inquieto adolescente y cantante que vive feliz con su padre Enrique (Gonzalo Vega) a quienes visita Lorena (Rosa Salazar), la novia del padre. El diálogo que se da en la primer escena entre María (Evangelina Martínez), la trabajadora doméstica, y Enrique, no resulta extraño para el contexto actual: “la verdad da miedo ir al súper […] los precios están de susto […] ya nadie sabe a dónde vamos a ir a parar”, manifestando de esta manera, la crisis económica de esos años.

Los días de Luisito transcurren entre el canto, divertirse con sus amigos, jugar con su padre y asistir a la escuela. Tras un accidente, la distinción que le da el ser “el único (de sus compañeros y amigos de clase) con la pierna rota”, da paso al llanto, cuando se entera de que la situación es mucho más grave.

La idea de “matar parte de su cuerpo” no sólo afecta a Luisito, sino al padre y a la novia de éste. Lo que lo hace soportable es que la familia está unida. Una familia unida, permite sobreponerse a las amarguras de la vida.

La paulatina aceptación se va elaborando mediante el canto. Apalabrar y cantar el dolor, la depresión, la angustia y el duelo, permite al personaje relacionarse con una nueva realidad; pero también, con la idea de que sigue siendo él mismo, no sólo para su familia, sino para sus compañeros de clase y sus profesores. Ya nunca más, se centra en la rehabilitación del personaje, idea común en aquellos años; es él quien tiene que aceptarse “como inválido” (así lo comenta el doctor) para poder funcionar en la sociedad.

Aunado a lo anterior, la terminología utilizada por los guionistas para referirse a la discapacidad, refleja el contexto de principios de los ochenta, tal como se puede ver, por un lado, en títulos de libros que compra Lorena: El cuidado del niño lisiado, Terapéutica aplicada a los minusválidos y Cómo vencer el trauma del niño lisiado, entre otros títulos similares; y por otro lado, en palabras utilizadas por el personal médico, tales como “inválido”.

Los términos “minusválido” e “inválido”, eran de uso común por parte de las leyes y organismos mexicanos que tenían relación con la discapacidad, por ejemplo, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988 o la Ley General de Salud.

En el ámbito internacional, la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció mediante el documento A/RES/37/53 del 3 diciembre 1982, que de 1983 a 1992, sería el Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos; además de que, en aquel entonces, en el mundo “se calcula, no menos de 500 millones de personas sufren de una u otra forma de incapacidad y, de esa cantidad, cuatrocientos millones corresponden a países en desarrollo” (ONU: 1982, A/RES/37/52).

Así pues, se puede advertir que, la idea de “sufrimiento” e “incapacidad” ha estado vigente en el imaginario de la sociedad con relación a la discapacidad. En ese sentido, los medios de comunicación como el cine, han colaborado en mayor o menor medida a ese imaginario.

Ficha técnica

Ya nunca más
Director: Abel Salazar
Guión: Tulio Demichelli y Adolfo Torres
Producción: Televicine
Reparto: Luis Miguel, Gonzalo Vega, Rosita Salazar Arenas, Ariadna Welter, Sergio Klainer, Luis Manuel Pelayo y otros.
País: México
Duración: 92 minutos
Año: 1983

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