Publicado el 25/02/2021
Categoría: Cultura

El término cultura no es simple, actualmente ha sido sobreutilizado de manera banal y superflua; algunas veces hasta lo empleamos para discriminar (¡que inculto eres!).

La palabra cultura proviene del latín cultus, que a su vez se deriva de la voz colere, la cual se empleaba para referirse al cuidado del campo o del ganado -de ahí cultivar-.

En cuanto al empleo actual del término, se entiende como cultura al conjunto de formas, modelos y patrones a través de los cuales se manifiesta una sociedad.

Dentro de la cultura de un grupo social se incluye el lenguaje, las costumbres, las prácticas, códigos y normas que rigen su manera de vivir, de vestir, de tratarse los unos a los otros, lo que rige el modo en el que se puede interactuar dentro de la sociedad.

La cultura ha generado una gran variedad de definiciones a través de los años así como una gama interminable de variantes y clasificaciones que no tomaré en cuenta en el presente escrito.

La cultura de la discapacidad, entendiendo lo anterior, toma en cuenta el hecho de que las personas con discapacidad y quienes las rodean asuman la responsabilidad de hacer efectivo el adecuado funcionamiento social de los primeros; para ello se debe de contar con una serie de acciones que deben materializarse desde el individuo mismo ascendiendo hasta niveles gubernamentales y viceversa.

Cultura de la discapacidad implica que todos contribuyamos a la inserción educativa y cultural de las personas con discapacidad, implica la eliminación de barreras arquitectónicas, de comunicación, tecnológicas y todas las demás que pudieran existir y que anulen la igualdad de oportunidades de este sector a veces tan desprotegido.

Y no hablamos de unos cuantos, hablamos de millones de personas que al igual que usted y que yo, tienen el pleno derecho de trabajar, estudiar y vivir de manera digna.

La cultura de la discapacidad requiere un cambio de mentalidad; eliminar la lástima y el asistencialismo son parte fundamental; el paradigma actual requiere considerar las habilidades residuales de las personas con discapacidad para enseñarles a ser independientes, a trabajar y a ser productivos…

Pero para eso se requiere al mismo tiempo de un cambio en el modelo médico y social, es decir, impulsar y educar a quienes dan los empleos, a quienes educan y a quienes rehabilitan para crear un entorno accesible e inclusivo; ambas partes son esenciales para ese intercambio cultural porque rehabilitar es independizar e incluir, es promover la igualdad de derechos y oportunidades.

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