Imagen: Centro Para Personas con Discapacidad Psiquicos De Alcolea.
En México existen 5.739,720 personas con discapacidad . El 58.3% de ellos se encuentra inhabilitado para caminar o moverse; en segundo lugar, el 27.2% de ellos presenta alguna dificultad para ver y el 12.1% tiene problemas en su capacidad para escuchar, según el censo de población y vivienda 2010 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
“En un mundo donde la desigualdad es moneda corriente, encuentro la arquitectura como un elemento integrador, capaz de brindar y aumentar las posibilidades” escribe Santiago Goldsmith autor del libro titulado “Discapacidad y arquitectura avanzada” tratando de explicar cómo ve él al mundo, cómo puede cambiar la realidad o concientizar desde su punto de vista.
La arquitectura inclusiva es una variante de la misma que prepondera la inclusión de las personas discapacitadas a través del diseño, tratando de generar accesibilidad en todo tipo de espacios. Mediante el diseño universal este tipo de arquitectura trata de poner en constante contacto la habitabilidad con el planeamiento de los espacios. De esa forma la discapacidad se convierte en una razón de ser de la arquitectura y coloca a la persona (discapacitada o no) en el centro de importancia a la hora de diseñar.
Inclusivo y para todos, en eso piensa el diseño universal. Baños adaptados, puertas interiores espaciosas, rampas para discapacitados, todo diseño que se adecue para el uso de las personas es bienvenido para esta corriente. La funcionalidad y el diseño en un estado de equilibrio casi perfecto logran inclusión para aquellos que la arquitectura parecía haber olvidado.
El académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana, José Luis Gutiérrez, dijo que los diseños arquitectónico y urbano deben favorecer la inclusión de personas con discapacidad. En un comunicado, señaló que lo anterior se logra cuando se hacen a un lado los estereotipos antropométricos y se comprende mejor el amplio rango de características físicas de los usuarios de los espacios construidos.
Cuando se inauguró uno de los primeros centros de rehabilitación infantil del Teletón (CRIT) en México, Fernando Landeros, presidente del patronato de la iniciativa, circuló por el edificio en una silla de ruedas, manifestando los espacios estrechos y la dificultad para cruzar las puertas.
A partir de esta experiencia, comenzaron a proyectarse espacios más amplios en los siguientes 18 centros, generando un catálogo de ideas y experiencias para el diseño de espacios universales.
Como país, dice Bucio, debemos desarrollar una cultura incluyente, pues “todos somos personas con discapacidad en potencia”.
Taidé Buenfil Garza, quien dejó de caminar luego de caer de un caballo cuando estaba estudiando en la universidad, asegura que las viviendas deben diseñarse y construirse para que resulten funcionales en las distintas etapas de la vida. Los niños pequeños aprecian el espacio de forma diferente a los adultos, mientras que los que se movilizan con muletas o en sillas de ruedas requieren espacios amplios y facilidad de acceso a los diferentes elementos que componen la casa.
Uno de los puntos principales al considerar las adecuaciones a la casa (o al diseñar un espacio nuevo) es que las personas en silla de ruedas necesitan dar vueltas en «U», y requieren, además, amplitud para transitar por los pasillos, por lo que estos deberán tener al menos 90 centímetros de ancho. Otro aspecto importante al proyectar los espacios es que exista el menor número posible de desniveles en el hogar, porque estas variaciones pueden frenar a las personas.
“En general, el diseño de las viviendas debe considerar aspectos universales para todas las personas, ya sea que viva con una discapacidad; porque podría quedar en esa condición, o porque conviven con un discapacitado”, explica Taide.