Publicado el 27/08/2025
Categoría: Salud
Epilepsia

La epilepsia no es una sola enfermedad, sino un conjunto de padecimientos del sistema nervioso que se originan cuando la actividad eléctrica del cerebro se altera. Esto provoca síntomas repentinos que conocemos como crisis epilépticas, y en muchos casos incluyen pérdida de conocimiento.

Se trata de uno de los trastornos neurológicos más comunes: afecta a unas 50 millones de personas en el mundo y tan solo en México a más de 2 millones. A pesar de su frecuencia, sigue siendo un tema poco conocido y con cierto estigma social, lo que impacta mucho en la vida de quienes lo padecen y en la de sus familias. Lo importante es que la mayoría de las personas con epilepsia pueden llevar una vida normal, estudiar, trabajar y desarrollarse plenamente en la sociedad.

Tipos de epilepsia

Las crisis epilépticas se dividen en dos grandes grupos:

  1. Crisis sintomáticas agudas: aparecen cuando existe un problema en el cerebro, por ejemplo, un infarto cerebral.
  2. Crisis no provocadas: no están ligadas a un factor temporal específico.

A su vez, las epilepsias se clasifican en:

Generalizadas

Afectan a redes de neuronas en los dos hemisferios del cerebro.

  • Motoras
    • Tónicas: pérdida de conocimiento con rigidez en todo el cuerpo.
    • Tónico-clónicas: pérdida de consciencia, rigidez y sacudidas en todo el cuerpo.
    • Mioclónicas: contracciones rápidas y breves de los músculos.
    • Atónicas: pérdida de fuerza muscular que puede provocar caídas repentinas.
  • No motoras
    • Ausencias típicas o atípicas: lapsos muy breves (segundos) en los que la persona se queda “ida”, con mirada perdida.

Focales

Se originan en una zona específica de un hemisferio cerebral.

  • Sin alteración de la consciencia: la persona percibe cambios en movimiento, vista, oído, memoria, lenguaje o sensaciones, pero permanece consciente.
  • Con alteración de la consciencia: la persona no responde, parece “desconectada” y puede repetir movimientos automáticos como frotarse las manos o hacer gestos repetitivos.

¿Qué hacer ante una crisis epiléptica?

Saber cómo actuar puede marcar una gran diferencia para la seguridad y tranquilidad de la persona que la está viviendo. Muchas veces, el miedo o la desinformación hacen que la gente reaccione mal, cuando en realidad hay pasos muy sencillos que ayudan muchísimo.

Durante la crisis

  • Mantén la calma: la mayoría duran menos de 2 minutos.
  • Coloca a la persona en un lugar seguro, lejos de objetos con los que pueda golpearse.
  • Afloja la ropa alrededor del cuello.
  • Gírala de lado (posición lateral de seguridad) para que respire mejor.
  • Quédate a su lado hasta que la crisis termine.

Lo que NO se debe hacer

  • No sujetar a la persona ni intentar detener los movimientos.
  • No meter nada en su boca. No se va a tragar la lengua.
  • No darle agua, pastillas o comida mientras esté inconsciente.

Después de la crisis

  • La persona puede estar confundida o cansada: dale tiempo para recuperarse.
  • Ofrécele un ambiente tranquilo y seguro.
  • Explícale con calma lo que pasó si no lo recuerda.

Cuándo llamar a emergencias (911 en México)

  • Si la crisis dura más de 5 minutos.
  • Si las crisis se repiten una tras otra sin recuperación.
  • Si la persona no recupera la conciencia.
  • Si se lesionó durante la crisis.
  • Si es la primera vez que ocurre.

Complicaciones asociadas a la epilepsia

Vivir con epilepsia no solo implica manejar las crisis, también pueden presentarse complicaciones a largo plazo que afectan la calidad de vida. Entre las más frecuentes están los problemas psicológicos como depresión, ansiedad o trastornos del estado de ánimo, muchas veces relacionados con el impacto de convivir con una enfermedad crónica y el estigma social que todavía existe alrededor de ella.

En algunos casos también se observan dificultades cognitivas, como problemas de memoria, atención o velocidad para procesar información. Estos pueden deberse tanto a las crisis recurrentes como a los efectos secundarios de algunos medicamentos.

Cuando las crisis no están bien controladas, la epilepsia puede limitar actividades importantes del día a día, como trabajar, estudiar, manejar o participar en reuniones sociales, lo que en ocasiones provoca aislamiento y afecta el bienestar general. Además, existe un riesgo poco frecuente pero serio: la muerte súbita inesperada en epilepsia (SUDEP, por sus siglas en inglés), que ocurre con mayor probabilidad en pacientes con crisis mal controladas.

Por todo esto, es fundamental un manejo integral que no se limite solo al tratamiento médico, sino que también incluya:

  • Revisión y seguimiento neurológico constante.
  • Adherencia estricta a los medicamentos.
  • Apoyo psicológico y social para pacientes y familias.

Con el tratamiento adecuado y el acompañamiento correcto, la gran mayoría de las personas con epilepsia pueden llevar una vida plena, independiente y con buena calidad de vida.

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