Publicado el 14/07/2017
Categoría: Estilo de Vida
resiliencia

Existen eventos que cambian la vida de las personas, éstos se ubican muchas veces en escenarios verdaderamente críticos. Aun así los seres humanos salimos adelante al salvar cualquier obstáculo; dinámica que refuerza el principio que somos seres altamente adaptables desde una biología evolutiva y de adaptación al medio. Sin embargo, podemos entender que este proceso no tiene que ver solamente con los aspectos físicos, sino también con los aspectos mentales.

 

Ante este proceso de adaptación de eventos traumáticos tenemos la resiliencia, pero ¿qué es la resiliencia

 

Según la American Psychological Association, es: El proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras. Significa «rebotar»; de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte (APA, 2010).

 

El término inicialmente es tomado de la física y la ingeniería, relacionándolo con la capacidad de algunos metales para recobrar su forma original después de sufrir una presión deformante. En los seres humanos implica un proceso de adaptación a la adversidad, lo hacemos todos los días, desde las pequeñas angustias y dificultades cotidianas, hasta eventos que marcan nuestra vida de manera permanente. Eventos que muchas veces nos harían pensar, que no hay más camino que la desesperación o la muerte.

 

Este proceso de adaptación incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona, donde el reconocer la problemática sin engañarse, es básico para enfrentar con valentía y honestidad el cambio. Muchas veces ante el dolor, nuestra primera reacción es la negación de lo que sucede como un mecanismo de defensa, en su momento ayuda a amortiguar el impacto.

 

Sin embargo, reconocer la problemática, es el primer paso para avanzar. Al Siebert en su libro La resiliencia: construir en la adversidad: cómo dominar el cambio, sobrevivir a la presión y recuperarse de los contratiempos (Siebert, 2007) nos pregunta

¿Qué hace cuando la vida se le hace añicos? ¿qué hace cuando ese futuro brillante que esperaba parece arruinarse Evidentemente esto implica apoyarse en sí mismo, pues ubica el control de nuestras vidas dentro de uno mismo, contrario al centro de control de forma externa.

 

Muchas personas podrían llegar a pensar que se trata de minimizar el dolor, pero no es así, se busca darle sentido al dolor e incluso aprender de la experiencia dolorosa. Emmy E. Werner (1977) autora de diversos libros sobre el tema, afirma que la resiliencia nos lleva a interesarnos por los mecanismos de riesgo en un camino de crecimiento.

 

En la resiliencia se pueden identificar dos componentes esenciales: la resistencia frente a la destrucción y la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a circunstancias difíciles (Munist, Santos, Kotliarenco, Suárez, Infante, & Grotberg, 1998). Es importante destacar que es un proceso y no implica una secuencia lineal causa-efecto, es una "esfera" de recursos construida de aspectos individuales y sociales, no pueden ser vistos separadamente como si fueran ingredientes. La esfera de resiliencia es un todo con sus partes, pero éstas no adquieren sentido sino en función del todo, es una amalgama de factores interactuantes en el que la persona se integra al conjunto de posibilidades de un contexto.

 

Dentro de los estilos de afrontamiento y la resiliencia de la salud, según Yunier Broche Pérez y Walter Ricardo Medina, se encuentran los siguientes:

 

Afrontamiento

Es el esfuerzo cognitivo y comportamental para manejar situaciones destructivas que exigen habilidades para regular el estado interno de quien ha sido alterado. Se proponen dos dimensiones de análisis: el afrontamiento centrado en el problema y el centrado en la emoción.

 

Evitación / Negación

Una vez aceptado el problema, la aceptación no implica observar pasivamente. Por el contrario, es desde la problemática (ya reconocida) buscar alcanzar el estado opuesto, la sanidad. La aceptación de la enfermedad se modula en correspondencia con el optimismo frente a la recuperación, el espíritu de lucha y la solución activa de problemas.

 

Espíritu de lucha / Optimismo

Es cualquier expectativa de mejoría orientada temporalmente a lo próximo, de ahí su importancia para la discapacidad y especialmente, para la rehabilitación de la persona.

 

Solución de problemas de manera activa

Es la necesidad del afrontamiento activo que ayuda a las personas a manejar y adaptarse a cualquier situación potencialmente estresante y permite aumentar la percepción de control sobre el estado de salud, incluso en situaciones donde no pueden cambiarse por la gravedad de la enfermedad.

Es la formación de estas actitudes muchas veces el mejor motor para salir adelante de las vicisitudes de la vida. Invertir en ese conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos posibilitan acceder al bienestar psicofísico a pesar de las adversidades. Los estudios de Tirussew Teferra (2005) han puesto de manifiesto la importancia de la familia, el cuidado y apoyo en la promoción de la autoestima, la autoeficacia y la capacidad de recuperación, y la contextualización de los estilos de afrontamiento a nivel personal y social. Experiencias de aprendizaje no sólo para las personas con discapacidad, sino también para sus padres, cuidadores, maestros y profesionales en el campo de la rehabilitación, así como investigadores.

 

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