Publicado el 09/02/2021
Categoría: Estilo de Vida

Desgraciadamente, la sociedad en la que vivimos hoy en día, está plagada de sustancias que están al alcance de cualquiera, llámese desde tabaco hasta la droga más adictiva y peligrosa que pudiera usted imaginarse.

Cada una de estas sustancias, unas legales y otras prohibidas, genera daño corporal en diferentes niveles –dependiendo de la droga- que finalmente va a generar algún grado de discapacidad en sus consumidores.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), ha estimado que por lo menos un 23% de las enfermedades crónicas contabilizadas en economías similares a la estadounidense provienen del abuso de sustancias legales e ilegales, sin contar las derivadas del abuso de fármacos controlados.

Como dato interesante nos gustaría mencionarle que en otro estudio realizado por la Asociación Nacional de Drogas y Alcohol en USA, demostró que alrededor del 50% de las personas con discapacidad son consumidores frecuentes de algún tipo de sustancia.

El abuso de sustancias puede generar discapacidad por diversas causas que van desde el daño estructural o funcional a algún órgano (cerebro, ojo, hígado, riñón, etc) generado por el efecto bioquímico de la droga hasta el daño físico  o funcional generado por los efectos psicotrópicos y neurológicos de la sustancia (caídas, accidentes automovilísticos, agresiones, etc.), sin dejar de mencionar el alto riesgo que aún conlleva el intercambiar jeringas para la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana. Por supuesto que las dosis consumidas, el tiempo de antigüedad de la adicción o el consumo y las situaciones externas y ambientales desfavorables hacen más propensa la presencia de algún tipo de discapacidad a mediano y a largo plazo.

Alcohol.

Sin duda alguna, la condición discapacitante más frecuentemente relacionada con el consumo de alcohol es la lesión medular. En más del 50% de las personas con esta condición se relacionó el alcohol en el momento del daño.

El alcohol no solo genera accidentes y traumatismos.

Recordemos que el daño hepático es muy frecuente en personas alcohólicas generando discapacidad física o mental. Del mismo modo, el alcohol es responsable directo de daño neurológico por sus efectos directos sobre el sistema nervioso central y periférico, trayendo como consecuencia alteraciones en funciones cognitivas como la atención, la memoria y el estado de alerta y en funciones cognitivas como en la marcha, temblor y en movimientos coordinados de los ojos (Síndrome de Wernicke); también puede generar demencia o demencia de Korsakoff.

Se ha demostrado también que la discapacidad resultante del consumo crónico del alcohol puede provenir de daño esquelético directo, lesiones cardiovasculares y también de afección del sistema inmunológico.

Cocaína.

Esta droga es ilícita y las complicaciones más frecuentes de su uso son el Evento Vascular Cerebral (EVC), depresión, alteraciones cognitivas y las relacionadas con accidentes, todas ellas generando un grado variable de discapacidad.

En un estudio realizado por O’Malley encontró que los consumidores regulares de cocaína tenían un desempeño intelectual de hasta un 35% menor al de sus análogos no consumidores siendo el razonamiento, la abstracción y la memoria verbal las áreas cognitivas más afectadas. Estas alteraciones se han relacionado con cambios en el flujo sanguíneo cerebral que experimentan quienes consumen esta droga.

Y hablando de alteraciones vasculares, los consumidores de cocaína pueden tener infartos cerebrales gracias a los efectos vasoconstrictores de la cocaína, además de hemorragias subaracnoideas, y por si fuera poco, el pronóstico de estos EVC’s, es peor en quienes consumen la droga comparado con quienes no lo hacen, generando discapacidad importante no reversible.

Heroína.

No podíamos olvidarnos de la heroína, droga que genera también discapacidad muchas veces severa, ésta derivada de infecciones por el VIH y por los virus de la Hepatitis tipo B y C. Otra causa de discapacidad en este grupo es la ocasionada por el daño renal inducido por la heroína y por supuesto la derivada de accidentes y traumatismos importantes. El dolor crónico también puede ser causa importante de discapacidad y tal es el caso de los consumidores de heroína, mismos que experimentan hiperalgesia relacionada con la descontinuación en su consumo tal y como lo demostró Rosenblum.

Éxtasis.

(Metilen-dioxi-metil-anfetamina)

Esta droga, de las llamadas drogas recreativas, genera una toxicidad importante a nivel del sistema nervioso central, ocasionando problemas físicos e intelectuales severos e irreversibles. Sus efectos dañinos surgen de la alteración del sistema serotoninérgico cerebral, que involucra al neurotransmisor serotonina principalmente ocasionando confusión, depresión y alteraciones en la memoria, aunque también se ha relacionado con problemas conductuales como las conductas impulsivas y agresivas, paranoia, alucinaciones y estados psicóticos graves.

Inhalantes.

Este tipo de sustancias son las más comúnmente usadas a nivel global dado su bajo costo y fácil disponibilidad; también son de las más dañinas, ya que afectan el sistema nerviosos central y periférico, generan daño en los pulmones, hígado, riñón y en el sistema cardiovascular y por si fuera poco también disminuyen las funciones de la médula ósea lo cual conlleva a un menor número de células sanguíneas circulantes. Son la causa de discapacidad intelectual al producir a largo plazo confusión, irritabilidad y alteraciones en la memoria; aumenta gravemente el riesgo de epilepsia y provoca manifestaciones psiquiátricas irreversibles. También afecta regiones corticales del cerebro por lo que el desempeño de las actividades motoras puede verse comprometido de manera importante.

Evidentemente el consumo y el abuso de drogas generan discapacidad. Si sumamos a las limitaciones físicas y mentales que conlleva el abuso de sustancias la exclusión, la falta de participación y el rechazo social que presentan, el grado de  discapacidad aumenta de manera exponencial. Por tanto es indispensable alertar a los grupos de riesgo y ya consumidores sobre los efectos a largo plazo de las sustancias prohibidas a fin de prevenir su consumo.

Referencias:

  1. Glazier RE, Kling RN. Recent trends in substance abuse among persons with disabilities compared to that of persons without disabilities. Disability and Health Journal 6 (2013) 107e115.
  2. O’Malley S, Adamse M, Heaton RK, Gawin FH (1992) Neuropsychological impairment in chronic cocaine abusers. Am J Drug Alcohol Abuse 18:131–144.
  3. Rosenblum A, Joseph H, Fong C et al (2003) Prevalence and characteristics of chronic pain among chemically dependent patients in methadone maintenance and residential treatment facilities. JAMA 289:2370–2378.
  4. Le Fauve CF. Disability and Addiction. Addiction Medicine: Science and Practice. 2011. Ed. Bankole A. Johnson. Pp 1459-1486.

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