Mientras que algunos investigadores condenan el empleo del chupón durante la lactancia y la infancia, otros lo recomiendan ampliamente.
El chupón es un dispositivo de goma y plástico empleado para serenar o tranquilizar a un bebé que se encuentra irritable; de hecho, en inglés a los chupones se les denomina pacifiers (pacificadores) con lo cual queda más que claro cuál es la función que tienen los chupones.
Algunos problemas asociados al uso de chupones:
- Lactancia: El empleo del chupón en los primeros meses de vida ha favorecido el abandono de la lactancia materna en edades tempranas, el empleo del chupón dificulta la alimentación del bebé durante la lactancia.
- Cavidad oral: El uso del chupón en niños mayores de 3 años eleva de manera significativa los problemas de maloclusión (mal alineamiento de los dientes), la Asociación Dental Americana recomienda que el chupón sea empleado por menos 24 meses y que por ningún motivo se recomiende su uso en niños mayores de 4 años.
- Infecciones: Una gran cantidad de estudios han reportado que los chupones suelen infectarse por un hongo de la especie Candida, así como de diversas bacterias que normalmente no son nocivas.
- Otitis media: Consiste en la inflamación de las estructuras del oído medio generalmente ocasionada por un proceso infeccioso.
Es importante informar a los padres acerca de los riesgos y beneficios que conlleva el uso del chupón. Evidentemente los riesgos de este hábito pueden poner en juego funciones importantes como la audición, la alimentación y la masticación, esto sin mencionar los fuertes signos de sobreprotección que pueden acompañar su uso. Los beneficios que se obtienen con el uso del chupón son especialmente importantes en los primeros seis meses de vida, después de ese periodo no hay ninguna utilidad con su empleo sabiendo de antemano que el retirar el chupón puede ocasionar ansiedad en el niño.