Publicado el 04/07/2018
Categoría: Cultura

Los cambios drásticos en la economía, tecnología y estilos de vida en las últimas décadas, muchas veces parecieran acostumbrarnos como seres humanos a esa dinámica donde todo está en constante movimiento sin detenerse, pero, ¿qué sucede cuando los que queremos cambiar somos nosotros? ¿Cuál es nuestro poder de innovación?

 

Para algunos, como Andrés Oppenheimer en su libro ¡Crear o Morir!  La esperanza de Latinoamérica y las cinco claves de la innovación (2014), la prosperidad de los países depende cada vez menos de sus recursos naturales y cada vez más de sus sistemas educativos, científicos y sus innovadores. Es así que el desarrollo de las mentes y su cosmovisión es indispensable desde la formación en las instituciones escolares hasta sus entornos de desarrollo.

 

Desde la postura de Oppenheimer (2014), es indispensable crear una cultura de la innovación, donde la única instancia no sean los planos gubernamentales sino más bien, una cultura del emprendimiento y de la admiración colectiva hacia quienes toman riesgos, ya que es un hecho que la mayoría de las grandes innovaciones surgen de abajo para arriba; es a través de generar un clima colectivo por la creatividad y recompensa para los innovadores productivos.

Desde su segunda propuesta Fomentar la educación para la innovación, hay que estimular los estudios de matemáticas, ciencia y tecnología en nuestros países para cambiar la visión de nuestra niñez respecto la capacidad de análisis de los problemas desde varios ángulos, mediante la construcción de preguntas adecuadas basadas en la ciencia y el desarrollo.

Derogar las leyes que matan la innovación es otro de los puntos que enfatiza que en los países que alientan la innovación tienden a estimular la reorganización en lugar de la liquidación de empresas, y a tener procesos sumamente rápidos para resolver casos de insolvencia.

En un cuarto apartado, aborda el Estimular la inversión en innovación dejando claro que invertir en investigación y desarrollo es un punto crucial en los países e incluso tomando opciones como las inversiones colectivas del crowdfunding, todo ello con la intención de que los innovadores recauden fondos a través de contribuciones individuales de miles de pequeños inversionistas mediante sitios de internet.

Y por último, entender la innovación como un proceso colaborativo que requiere de estar en contacto cercano y en tiempo real con quienes trabajan en proyectos parecidos en todo el mundo. El punto es Globalizar la innovación para lo cual hace falta globalizar la educación y la investigación.

Sin embargo, esto es hablar de los escenarios en los que el ser humano como raza se desarrolla, pero ¿qué sucede en la innovación de nosotros mismos?

Para el psiquiatra Luis Rojas Marcos en entrevista para El Confidencial “Reinventarse siempre es algo provocado, por lo general no cambiamos si no se nos obliga a ello” (Hernández & Barnés, 2012, pág. 1). Desde la visión de este profesional de la salud mental, la reinvención no llega por un impulso interno, más bien es presión de un elemento externo que impulsa el cambio.

Rojas marca una diferencia entre la reinvención y la adaptación, pues dice que la adaptación implica ajustarse a distintas situaciones del contexto, pero la reinvención sucede cuando la persona ha de enfrentarse a un cambio importante en su vida o su entorno, sea este negativo o positivo. Por lo regular esto ocurre de forma inesperada y genera modificaciones en sus dinámicas, gustos, aficiones e incluso en sus relaciones afectivas.

La evolución del ritmo de los tiempos actuales trae consigo exigencias y la necesidad imperiosa de la transformación de la persona de manera individual y a través de las diferentes etapas que se transcurren en la vida, pues no es lo mismo ser un adolescente en la casa de los padres, que ser un padre con hijos adolescentes. Para lograr estas transformaciones es necesario contar con recursos diversos como lo son: el tiempo, la voluntad y la consciencia del cambio; para llegar finalmente a alterar las conductas.

Estos procesos de innovación en uno mismo no siempre se dan en las mejores condiciones, algunas veces se dan como respuestas frente a la confusión y la desorientación. Esto puede suceder incluso por la posibilidad que tenemos las personas de poder elegir. Pilar Sánchez Prieto (Tovar, 2014), afirma que:

«La neurosis de Occidente aparece porque el ser humano es libre y puede elegir. Y tener que elegir no es fácil, se necesita fortaleza en la identidad como persona, conocerse uno mismo y marcar metas. Más allá de los aspectos clínicos y patológicos, nos encontramos ante un ser humano con un yo débil, debido, especialmente, a la desestructuración del núcleo familiar» (pág. 6)

La gran responsabilidad de establecer proyectos personales implica fijarse metas, establecer un método personalizado, definir un plan de acción y conseguir evidencias en los resultados.

Como ocurre en las empresas, la innovación personal transforma a las personas y les permite mejorar sus capacidades para enfrentar un mundo en constante cambio. Aunque no necesariamente esto es fácil, comúnmente preferimos adaptarnos a la zona de confort donde nos encontramos y justificamos de muchas maneras el permanecer en ese estado, aunque en el fondo sabemos que es indispensable el cambio a mejores rutas.

Como lo enfatiza José Cabrera, especialista en Innovación Estratégica (Gestión, 2014), innovar no significa sobrevivir. No sólo es implementar estrategias que eran efectivas en el pasado, es salir de la zona de confort para observar las tendencias y los nuevos caminos que se pueden tomar para crecer y generar experiencia, se puede uno quedar atascado y aislado de lo que necesita mi plan de vida.

Esta responsabilidad por la innovación implica un gran reto por la necesidad de crecer y las pautas que establece el contexto. Es invertir y redirigir la energía por lo que siempre existe el temor al fracaso o a la equivocación, y olvidamos que la vida no está escrita previamente, que somos nosotros en el día a día quienes la construimos.  Que no implica tirar nuestra historia convirtiéndonos en alguien totalmente nuevo y reinventado, es evolucionar evaluando nuestros recursos y así reestructurar el plan con el fin de crecer y madurar.

Referencias

 

Hernández, E., & Barnés, H. (7 de julio de 2012). Las pautas para reinventarse según el psiquiatra Luis Rojas Marcos. El Confidencial. Recuperado el 8 de noviembre de 2015, de http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012-07-07/las-pautas-para-reinventarse-segun-el-psiquiatra-luis-rojas-marcos_582985/

Oppenheimer , A. (2014). ¡Crear o morir!: La esperanza de Latinoamérica y las cinco claves de la innovación. Nueva York: Vintage Español.

Tovar, J. (2014). EFE Salud. Recuperado el 8 de noviembre de 2015, de Agencia EFE: http://www.efesalud.com/noticias/reinventarse-y-superarse-respuestas-frente-a-la-confusion-y-la-desorientacion/

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