Publicado el 16/06/2025
Categoría: Cultura
Cómo entrenar a tu dragón

En un universo poblado por vikingos, dragones y aventuras imposibles, Cómo entrenar a tu dragón se presenta como una historia sobre la diferencia, la empatía y la construcción de vínculos improbables. Pero más allá de su encanto visual y narrativa emocionante, esta película de DreamWorks es un retrato sutil —y poderoso— de la inclusión de personas con discapacidad.

Hipo y Chimuelo: Una historia de cuerpos distintos.

Hipo, el protagonista, rompe desde el principio con el estereotipo del héroe vikingo. Es flaco, torpe y prefiere inventar cosas antes que pelear. Pero es tras su encuentro con Chimuelo, un dragón herido que ha perdido parte de su cola, que la historia toma un giro profundamente significativo.

Ambos personajes —humano y dragón— experimentan una discapacidad. Hipo pierde una pierna en la batalla final y utiliza una prótesis. Chimuelo, sin una parte de su cola, no puede volar sin ayuda. Juntos, diseñan un sistema que les permite adaptarse el uno al otro. Literalmente, vuelan gracias a su cooperación y confianza mutua.

La inclusión con alas: Discapacidad y representación en Cómo entrenar a tu dragón.

En un mundo de dragones y vikingos, Cómo entrenar a tu dragón (2010) se destaca no solo por su animación y narrativa entrañable, sino por algo más poderoso y necesario: su representación de la discapacidad.

La película sigue a Hipo, un adolescente vikingo que desafía las normas de su sociedad al forjar una amistad con un dragón, en lugar de cazarlo. Pero lo que transforma la historia es su pérdida de una pierna durante la batalla final. A diferencia de muchas otras narrativas, esta discapacidad no es tratada como una tragedia, ni como un simple obstáculo que “superar”, sino como una parte integral de su identidad y su camino como líder.

Tras su accidente, Hipo recibe una prótesis que le permite seguir volando junto a su dragón, Chimuelo (Toothless), quien también ha sido herido y necesita una cola artificial para volar. Esta conexión entre ambos genera una poderosa metáfora sobre la empatía, la colaboración y la resiliencia.

La discapacidad no como debilidad, sino como posibilidad

Lo más valioso es cómo DreamWorks evita los estereotipos comunes. Hipo no es el personaje débil ni el que necesita ser salvado; su discapacidad no lo define, pero sí lo transforma. Su nueva condición física se convierte en una extensión de su ingenio, empatía y liderazgo. El mensaje es claro: la discapacidad no disminuye el valor de una persona, ni limita su capacidad de vivir una vida plena y heroica.

Además, la relación con Chimuelo enfatiza una idea aún más inclusiva: todos necesitamos ayuda. Nadie es completamente autosuficiente, y eso no es una debilidad, sino una oportunidad de crear vínculos.

En tiempos donde la representación aún es limitada o errónea, Cómo entrenar a tu dragón ofrece una historia sensible y poderosa sobre vivir con discapacidad. Sin dramatismos innecesarios ni clichés, la película nos invita a ver la diferencia como parte de la vida —una vida que puede ser épica, valiente y profundamente humana.

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