Johnny Winter (1944-2014), aclamado guitarrista estadounidense de blues y de rock.
Es 1973 y me encuentro en Connecticut. Es verano y el calor es sofocante. El sol permanece en lo alto, el viento es caliente y no hay ninguna nube en el cielo azul. Camino por unas calles abandonadas hasta llegar a un pequeño hotel. Ahí he de entrevistar al icónico guitarrista Johnny Winter.
Su nombre es una leyenda ya que Winter es considerado un virtuoso de la guitarra, del rock y del blues. Apenas hace un par de años (en la décadas de los sesenta y setenta), se volvió famoso, empezando a llenar arenas enteras con gente ansiosa de escuchar su estilo único, su pasión por el blues.
Sus logros musicales deben de ser admirados y su historia debe de ser conocida porque es digna de admirarse. La razón por la que el día de hoy busco a Johnny es para que me relate sobre su albinismo y cómo esta enfermedad lo ha afectado como persona y como artista.
El albinismo es un trastorno genético que produce una reducción o ausencia del pigmento melánico de ojos, piel y pelo. A pesar de que muchas veces sólo asociamos esta enfermedad únicamente con piel y pelo blanco, también conlleva secuelas y cuidados específicos para las personas que lo presentan. En el caso de Johnny, desencadenó serios problemas de debilidad visual: en un ojo tenía una vista de 20/400 y en el otro de 20/600.
Es así que entro al pequeño cuarto de hotel donde se hospeda. Está oscuro, las cortinas están cerradas y la oscuridad invade un entorno acompañado del ruido de las hélices de un ventilador que no puede pelear contra el calor. En la esquina del cuarto está Johnny, componiendo con guitarra en mano. Su pelo blanco es tan largo que apenas puedo ver su cara. Pasan varios minutos antes de que se dé cuenta de mi presencia, pero en cuanto lo hace se detiene me sonríe y me pide que dé inicio a la entrevista.
Johnny, ¿podrías contarme cómo fue que decidiste que querías ser compositor e intérprete de blues?
Desde que tengo memoria siempre he sentido pasión por la música y decidí a los 12 años de edad que quería que la música fuera mi carrera. Mi madre tocaba el piano todo el tiempo, entonces mi casa siempre estaba llena de música. Aprendí a tocar el clarinete a los 4 años pero lo tuve que dejar a los 8 por órdenes de mi dentista. Después comencé a tocar el ukulele, pero mi padre me pidió que cambiara el ukulele por una guitarra. La aprendí a tocar por mi cuenta, escuchando canciones que me emocionaban al escucharlas en la radio.
Justo por esa época fue cuando conocí el blues. Empecé a comprar todos los álbumes de blues que podía. No me concentraba en ningún artista en particular. A pesar de eso, así escuché a quienes considero mis más fuertes influencias vocales: Ray Charles y Bobby Blue Band. Después, cuando tenía más o menos 15 años, comencé a ir a centros nocturnos para escuchar esa música.
Desde ese entonces me di cuenta de que el blues nunca va a desaparecer. La gente lo necesita y lo único que se requiere para que no deje de existir es una persona que le recuerde a los demás que el blues está ahí.
¿En algún momento el albinismo te causó algún problema para lograr tu objetivo de ser músico?
Mi hermano Edgar, también es músico y también tiene el mismo problema que yo en la piel. Ir a la escuela era un verdadero problema. Los otros niños eran muy crueles sobre nuestra condición y por eso nos involucrábamos en muchas peleas. Por lo general yo era un niño triste, pero creo que esa alienación me hizo sentir mucho más identificado con mis artistas de color favoritos. Todos nosotros tuvimos problemas gracias a nuestro color de piel.
El éxito llegó a mí apenas hace unos años, cuando la revista Rolling Stone me “descubrió” diciendo que era el guitarrista con más garra que existía. Comencé a grabar álbumes y me empecé a hacer popular. Lamentablemente mi adicción a las drogas me hizo detener mi carrera.
A pesar de eso, justo este año me recuperé y regresé a los escenarios con mi nuevo record Still Alive and Well (Aún Vivo y Sano). Aún no puedo creer que me nombren uno de los mejores músicos que existen; no sé si sea cierto, pero a mí me gustaría ser recordado simplemente como un buen músico de blues.
La entrevista concluye en ese momento. Johnny tiene que seguir componiendo, aun sin saber que sus mayores días de fama están por venir en un par de años. No sabe que su carrera será prolífica y lo llevará a convertirse en un ícono del blues y uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.
Si su mayor deseo era ser recordado como un buen artista del blues, él logró algo mucho más grande que eso.