La incontinencia urinaria constituye uno de los grandes síndromes geriátricos, siendo definida según la International Continence Society (ICS) -Sociedad Internacional de Continencia- como:
“Una condición mediante la cual se origina la pérdida involuntaria de orina, a través de la uretra, objetivamente demostrable originando problemas sociales e higiénicos para el individuo”.
Muchos de los afectados se niegan a alejarse de su entorno familiar por temor a enfrentarse a situaciones embarazosas, limitando sus tareas habituales y su independencia.
Son muchos y variados los problemas psicosociales más frecuentes que se producen en las personas que cursan con incontinencia urinaria, entre ellos: Sentimientos de humillación personal, vergüenza ante sí mismo y ante los demás, reacciones emocionales de inseguridad, depresión y tristeza y aislamiento social.
Es curable en muchos pacientes ancianos y en aquellos en los cuales no es posible la curación puede ser manejada de forma favorable tanto para los propios pacientes como para sus familiares y cuidadores.
Siguiendo la recomendación hecha por un médico especialista, tanto el hombre como la mujer pueden ir recuperando la seguridad, la confianza y sus relaciones sentimentales e íntimas, por lo que no debemos atrasar la visita al médico e iniciar cuanto antes el tratamiento por él sugerido.