El presente texto está basado en la exposición que realizó Itzel Rosas Hernández durante una conferencia presentada en el Auditorio 4 del Palacio de Minería, en el marco de la XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
El término discapacidad es un concepto que ha ido evolucionando, sin embargo, sigue siendo una idea que, en pleno siglo XXI, aún limita mucho para lograr una sana interacción de esta población dentro de la sociedad.
Para hablar de inclusión educativa es necesario conocer datos, conocer cifras, yo me baso en el estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizado durante el año 2010, donde se refleja que la población entre 3 y 29 años de edad se encuentra en una desventaja con relación a las personas que no tienen discapacidad, ya que sólo 45 de cada 100 personas con discapacidad acuden a la escuela, frente a 56 de cada 100 dentro de la población sin discapacidad, se observa que en nivel preescolar se encuentra una escasez de personas con discapacidad al incluir el conteo, pues sólo el 42.2 % acude a este nivel. En Educación Primaria se nota un aumento, ya que un 84.1% de personas con discapacidad acuden a este nivel escolar, sin embargo a nivel de secundaria, preparatoria y universidad nos encontramos que de nuevo hay un bajo nivel de personas con discapacidad dentro de la población estudiantil enfrentándose a barreras no sólo físicas, sino también sociales que son las que van a estar limitando el funcionamiento de la persona con discapacidad dentro de este ambiente. Por ello es importante que al hablar de inclusión educativa se diferencien diversos términos, el primero de ellos ‘exclusión’.
Exclusión.- Traducido a nivel escolar, es la distinción entre “el mejor” y “el peor”, un ejemplo de eso es en las primarias o secundarias cuando se hace la selección de la escolta: <Estos sí porque cumplen con un buen promedio, porque cumplen con la imagen y el perfil de la escuela>. Es necesario ubicar esta separación, volvemos al ejemplo de las escuelas con la distinción de las filas entre ‘aplicados’, ‘estudiantes regulares’ y ‘estudiantes malos’, es la mejor manera de identificar la separación actual en las primarias y secundarias.
Integración.- El concepto de integración se sigue quedando corto porque continuamos dejando fuera del círculo social a las personas con discapacidad, continuamos segregándolas y seguimos pensando que ellas no tienen nada que aportar, un ejemplo de ello es en la clase de educación física, donde se piensa ‘sí te integro pero como no puedes realizar la misma actividad que los demás, entonces mejor quédate aquí sentado (o según la discapacidad que tengas) te ponemos a hacer la actividad apropiada para tu estado’, no permitiendo que el niño o joven socialice. En lo que se debe de estar trabajando y a la meta a la que se quiere llegar es a la inclusión, concepto con el cual partimos de la premisa de que no hay diferencia de color, raza, cultura etcétera y en donde se nos indica que en todo y para todos está la capacidad de aportar y de ser escuchado en igualdad de oportunidades, sin hacer distinciones entre los estudiantes como hemos venido viendo que se hace. Al hacer esto llegamos a lo que se considera una inclusión educativa.
Partiendo desde el concepto de la UNESCO que dice que ‘una inclusión educativa es habilitar todas las escuelas para que sean capaces de atender a los niños y a las niñas’, esta definición se sigue quedando corta, ya que no se trata sólo de atender, sino de incluir, y que se escuche al estudiante y a la persona con discapacidad.
Menciona Itzel las palabras de Rosa Blanco Guijarro “la inclusión implica que todos los niños de una determinada comunidad aprendan juntos, independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales, se trata de lograr una escuela en la que no existan requisitos de entrada, ni mecanismos de selección o de discriminación de ningún tipo, una escuela que modifique sustancialmente su estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica para dar respuestas a las necesidades educativas de todos los niños y niñas, incluyendo aquellos con discapacidad”, es una propuesta en la que se le está cuestionando al maestro, si año con año cambia el plan de estudios, pues este año que contemple que tiene un alumno con discapacidad auditiva, un alumno con algún trastorno mental y un alumno con discapacidad visual y que dentro de su materia tiene que cambiar la estructura de la misma para poder incluirlos, no integrarlos, incluirlos.
¿En qué se sustenta la inclusión educativa?
Pues básicamente nos sustentamos en un marco normativo, en donde se nos habla desde un derecho internacional, nacional y local, en donde se nos dice que todos tenemos los mismos derechos, partiendo desde la declaración universal de los derechos que postula que todos tenemos derecho a la educación al señalar que la instrucción elemental debe ser obligatoria y gratuita, en una normatividad nacional representada en la constitución en donde, en el artículo tercero, se nos dice de nuevo que todos tenemos derecho a la educación, en una ley general de la educación que regula los programas educativos que imparte el Estado en sus entidades federativas. Regular es incluir, regular es que los maestros y las escuelas cambien sus métodos y sus modos de trabajo para incluir a las personas con discapacidad. También nos encontramos con un plan nacional de desarrollo en donde se nos dice que es fundamental que México promueva una educación de calidad que potencie las capacidades y habilidades de cada ciudadano, y quiero subrayar la palabra “capacidades”, jamás nos habla de “incapacidades”, todas las personas tenemos capacidades, entonces desde ahí se nos habla de la inclusión. Desde un marco normativo local, que fue el que encontramos en la ley educativa del Distrito Federal, que también fomenta la inclusión escolar.
Una vez que nos hemos demarcado dentro de un ámbito normativo, ¿qué hay que hacer para lograr una inclusión educativa y aplicar este marco normativo?, la inclusión educativa no sólo se debe lograr dentro de las escuelas, es necesario hablar de una sociedad incluyente, en donde comencemos a interactuar y fortalecer el cumplimiento de los derechos y deberes de las personas, no sólo se trata de defender los derechos de las personas con discapacidad, sino también de concientizar a la persona con discapacidad con respecto a que también tiene deberes y responsabilidades por el mero hecho de ser persona y formar parte del Estado, hay que generar una participación social y hay que generar un cambio en las políticas públicas que permitan el ejercicio pleno de los derechos a todos por igual.
Las personas con discapacidad tienen mucho que aportar a la sociedad, pero deben de ser aceptadas tal y como son, ya que su contribución se encuentra relacionada con la inclusión y la aceptación de la diferencia, la exclusión o la inclusión de las personas con discapacidad dentro de la sociedad es desde un inicio un acto social.