Publicado el 01/12/2023
Categoría: Sociedad
Con el fin de apoyar la expansión de los servicios de VIH a las poblaciones clave y personas con VIH, la OPS y ONUSIDA llevan adelante la iniciativa Soy Clave en once países de América Latina

Desde que se conocieron los primeros casos de SIDA, en junio de 1985, se ha avanzado mucho en su prevención y tratamiento, pero, aun así, en 2022, según ONU Sida, todavía había 39 millones de personas que vivían con el VIH. De ellas, el 53% eran mujeres y niñas.

La epidemia del SIDA obedece a causas que van más allá de las meramente higiénicas o sanitarias. La pobreza, el hambre, o la falta de acceso a la sanidad son algunos de los factores que contribuyen a la pervivencia de una enfermedad que afecta, mayoritariamente, a niñas y mujeres.

La pobreza y el hambre hacen a las personas más vulnerables a la infección por VIH y condiciona las posibilidades de acceder a tratamientos con antiretrovirales que impidan o retrasen la aparición del Sida

María José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas.

Ahora bien, a lo largo de los años las personas con VIH han sido unos de los grupos más estigmatizados en la sociedad, según la Comisión Antisida, Sidálava. Este estigma tiene que ver con la percepción de que esta enfermedad es una amenaza para las personas y para la propia sociedad.

Para poner fin al sida, las comunidades tienen un rol clave en la respuesta. Las organizaciones comunitarias de poblaciones afectadas por el virus están en la primera línea de respuesta al VIH.

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Empoderar a estas comunidades es esencial para que puedan desarrollar sus propias estrategias y llegar a las personas que más necesitan acceso a las innovaciones disponibles, como la distribución de auto pruebas, la implementación de la PrEP en el primer nivel de atención y en centros comunitarios, y la vinculación inmediata para el tratamiento para así lograr una carga viral indetectable. Una persona con carga viral indetectable no transmite la infección, cortando así la cadena de transmisión. 
 
Este Día Mundial del Sida es un llamado a la acción para habilitar y apoyar a las comunidades en estas tareas. Se necesita un entorno normativo propicio que facilite el papel de las comunidades en la prestación de servicios para el VIH, y garantizar un enfoque de equidad y de la salud como un derecho. 
 
Con la participación de todos y todas podemos eliminar el sida en la Región de las Américas. Que las comunidades lideren, trabajemos juntos en la eliminación del sida.

Una de las razones es por las prácticas sexuales que pueden llevar a la contracción de la enfermedad. Por lo tanto, varios centros especializados de salud han informado que existen cuidados que deben llevar a cabo todas las personas, tengan o no VIH, como el uso de preservativos masculinos o femeninos durante las relaciones sexuales.

Además, muchas personas consideran importante mantener distancia con quienes padecen la enfermedad, algo que es irracional, pues «no se transmite por besos o abrazos, ni por compartir alimentos», de acuerdo con la OMS.

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