Con frecuencia, las personas preguntan qué pueden hacer para mejorar su autoestima. Existen diversos recursos que a continuación menciono pues los considero algunos los más importantes:
La práctica de vivir conscientemente.
Vivir de manera consciente significa estar conectados con nuestros actos, nuestras motivaciones, valores, propósitos y comportarnos de manera razonable. La acción debe ser adecuada a la consciencia.
El vivir conscientemente es vivir siendo responsable hacia la realidad, poner atención sobre todo, de distinguir los hechos en sí, de las interpretaciones que hagamos sobre éstos o de las emociones que nos generen. Otro aspecto importante es interesarnos en saber dónde estamos en relación con nuestros proyectos de vida, si los estamos logrando o si estamos fracasando.
Estar dispuesto a ver y corregir nuestros errores. Ser receptivo a los conocimientos nuevos y estar dispuesto a reexaminar nuestras creencias. Perseverar en el intento de comprender pese a las dificultades. Comprometernos con la vida como si se tratara de un camino de superación y aprendizaje.
La práctica de la aceptación de sí mismo.
La aceptación de sí mismo conlleva la idea de compasión, de ser amigo de mí mismo. Branden lo explica así: “Supongamos que he hecho algo que lamento o de lo cual estoy avergonzado y por lo cual me reprocho”.
La aceptación de sí mismo no niega la realidad, no afirma que sea en realidad correcto lo que está mal, sino que indaga el contexto en el que se llevó a cabo una acción. Quiere comprender el porqué. Quiere conocer por qué algo que está mal o es inadecuado, o se consideró deseable o adecuado o incluso necesario en su momento”.
La práctica de la responsabilidad de sí mismo.
Es asumir que cada quien es el artífice de su propia vida, cada quien es responsable de la consecución de los propios deseos, de las elecciones que hace, de las consecuencias de sus actos y de los comportamientos que asume frente a las demás personas, de la propia conducta, de la forma de jerarquizar el tiempo del que dispone, de la felicidad personal, de aceptar o elegir los valores con los cuales se vive.
La práctica de la autoafirmación.
La autoafirmación significa respetar mis deseos, necesidades y valores, y buscar su forma de expresión adecuada en la realidad. Significa la disposición a valerme por mí mismo a ser quien soy abiertamente, a tratarme con respeto en todas las relaciones humanas. Está relacionada con la autenticidad.
La práctica de vivir con propósito.
Vivir con propósito es fijarse metas productivas en consonancia con nuestras capacidades. Fijarse metas concretas y actuar para conseguirlas. Para ello es necesario cultivar la autodisciplina, es decidir la capacidad de organizar nuestra conducta en el tiempo al servicio de tareas concretas. Hay que prestar atención al resultado de nuestros actos para averiguar si nos conducen a donde queremos llegar.
La práctica de la integridad personal.
Tiene que haber una coherencia entre nuestros valores, nuestros ideales y la práctica de nuestro comportamiento. Nuestra conducta debe reconducir a nuestros valores. Significa cumplir con nuestros compromisos, con nuestra palabra lo cual genera confianza en quienes nos conocen. Es el aspecto moral de la autoestima del que no se puede prescindir.