Etiquetas:
Publicado el 02/05/2018
Categoría: Estilo de Vida

Los profesionales de la salud, sea cual sea su área específica de acción, requieren actualizar sus conocimientos y sus habilidades de manera continua, razón por la cual existen -para cada especialidad- sus respectivos órganos certificadores que de manera periódica verifican que el profesional reúne ciertos requisitos para seguir ejerciendo su labor dentro de los cuales se encuentra el de la educación continua.

En el campo de la Fisioterapia específicamente, se han generado en los últimos años una oferta incalculable de cursos de capacitación en nuevas -y antiguas- técnicas de tratamiento, en técnicas de exploración y en el empleo de los diversos equipos que dichos profesionales utilizan en su práctica diaria. El costo de estos cursos es variable y puede ir desde los 100 hasta los 800 dólares para cada asistente dependiendo de diversos factores.

Hasta aquí todo está bien, pero existen diversos puntos a tratar que hacen muy cuestionable y debatible tanto la gran oferta como la igualmente desbordada demanda de estas actividades:

  1. Preparación deficiente: un Licenciado en Fisioterapia que realizó sus estudios en una Universidad de renombre, al menos permanece 5 años realizando estudios teóricos y practicando lo aprendido; es decir, egresa -o debería egresar- con las herramientas suficientes para enfrentarse a las situaciones propias de su profesión, sin mencionar las actividades de investigación y docentes a las que también debe adherirse ocasional o permanentemente; de aquí surgen las preguntas ¿Es necesario realizar tantos cursos de manera desmedida? ¿Qué no te enseñaron nada en la Universidad?

 

Ejemplo: Una organización ofrece el “Curso Básico de Exploración de Rodilla”,        costo: $1,500 pesos ($75 dólares) con duración de 8 horas. Como comentario instintivo me viene a la mente que es un tema que el fisioterapeuta debería dominar con gran soltura y, en segundo término, es más económico comprar un libro de exploración física.

 

  1. Falta de sustento: La mayoría de los cursos que se ofertan y que curiosamente se difunden en su mayoría a través de las redes sociales llevan como bandera la “Certificación” o “Curso Básico” y por supuesto “Curso Avanzado” y cuando es jugoso el negocio hasta “Curso Intermedio”. El problema no es ofrecer o preparar los cursos, la situación importante es que en su gran mayoría se imparten para “capacitar” al cliente en aspectos que supuestamente ya aprendieron en su curso de licenciatura; en técnicas terapéuticas ya olvidadas por la ciencia debido a la carencia de evidencia que garantice su efectividad y/o seguridad y en técnicas terapéuticas “nuevas” que de igual modo no sustentan de ninguna manera su utilidad.

 

Ejemplo: Una clínica ofrece el curso “Curso Básico del Método Polliwicz” a un costo de $18,000 pesos ($900 dólares) por asistente con una duración de 3 días. En este caso, hay que considerar si esa técnica es efectiva haciendo una exhaustiva búsqueda en medios científicos reconocidos y no sólo eso, sino determinar si la evidencia presentada en caso de encontrarse una investigación al respecto fue obtenida de manera adecuada, con una muestra significativa y bajo una adecuada metodología de investigación. Al mismo tiempo comparar con las técnicas convencionales similares si es que tiene alguna utilidad considerando el costo-beneficio.

Es increíble que actualmente sigamos empleando y acreditando técnicas fisioterapéuticas que tuvieron gran auge en la década de 1950 pero que a través de los años no han mostrado ningún beneficio en comparación con las técnicas convencionales.

 

  1. Falta de regulación: Si existen esos cursos, es porque las autoridades sanitarias y educativas lo autorizan, y no sólo eso, sino que además ¡los avalan!

En cada país existen Sociedades, Consejos, Colegios y demás organismos que cada área de especialización tiene y que son capaces de realizar un minucioso análisis de los programas, ponentes, créditos, evidencia y sustento como para decidir qué es lo que vale la pena que aprenda el gremio de fisioterapeutas. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones esto no ocurre; por lo general, los organizadores de estos cursos consiguen avales que no son “de peso” en el área de Rehabilitación pero que de algún modo adornan el programa para captar a más clientes.

 

Ejemplo: Una Asociación ofrece el “Diplomado en Técnicas Manuales e Instrumentadas” con un costo de $50,000 pesos ($2,500 dólares) con duración de 8 meses y Avalado por la Universidad de Sta. Cecilia del Paso y la Empresa Tech-Nova. Sin considerar que el fisioterapeuta titulado debe ser más que un experto en técnicas manuales y que en teoría no es necesario que realice este Diplomado, debe generarle desconfianza la Universidad aval y por supuesto la participación de la empresa. La universidad del ejemplo (hipotética) quizá no es reconocida, tal vez su programa de formación tiene deficiencias considerables o quizá hasta tenga vínculos económicos con la empresa que también es aval y que aprovecharía para ofrecer y vender sus productos a un mercado más selecto. Sería muy diferente que dicho Diplomado sea avalado por la Universidad Nacional Autónoma de México, por la Sociedad Mexicana de Medicina Física y Rehabilitación o por la Asociación Mexicana de Fisioterapia.

 

  1. Competitividad: Casi siempre que entrevisto a algún fisioterapeuta le pone apellido a su licenciatura con el título de algún curso, por ejemplo: Soy el Licenciado Medina, experto en Bobath y en Electroterapia, y si no lo dice te lo hace saber en su currículum con cinco páginas de cursos que al menos en lo personal no me interesan en su mayoría. La necesidad de destacar no proviene del número de cursos que hayan realizado, sino de su formación base, de su capacidad de resolver problemas, de su ética profesional y de su conocimiento concreto proveniente del análisis objetivo de lo que aplican a tus pacientes, todo eso va armando un nivel de experiencia que va a dar al médico las armas suficientes para ser más competitivo. El realizar cursos sin sustento y gritarlo a los cuatro vientos significa en muchas ocasiones que no eres competente.

 

Ejemplo: 

  • Mamá del paciente: A mi hijo lo llevo con la Lic. Pérez porque hizo su curso de la Técnica Polliwicz en la República Checa y me dijo que va a caminar en 3 meses. 
  • Médico: Señora, solo estamos perdiendo tiempo valioso con esa técnica, que ya se ha demostrado que no brinda ningún valor agregado a los métodos convencionales de terapia.

 

  1. Falta de especialización: Tal y como existen en Medicina especialidades como Pediatría, Cirugía, Ginecología, etc. Valdría la pena -y lo manifiesto como opinión personal- que en Fisioterapia se generen programas de especialización formales, con el sustento y la acreditación correspondiente; y estoy hablando de especialidades, no de masters, diplomados, certificaciones y denominativos similares, porque por ejemplo, una Maestría en Neurodesarrollo puede cursarla tanto un Fisioterapeuta como un Contador… ¡así de mal estamos!, porque el enfoque desde la formación base y pasando por aspectos bioéticos y filosóficos es absolutamente diferente. En cambio, un Licenciado en Fisioterapia especialista en el área pediátrica, ortopédica, oncológica, etc. ya contaría con las bases necesarias para ahora sí volverse experto y con una competitividad acreditada.

 

  1. Negocio redondo: Las ganancias generadas por la impartición de este tipo de cursos tomando ventaja de todos y cada uno de los puntos mencionados anteriormente deben de ser muy generosas como para que cada semana al abrir nuestra página en redes sociales nos demos cuenta de que hay uno o dos nuevos cursos, por supuesto “cursos patitos” y que cientos de personas -fisioterapeutas- soliciten informes sobre el “dónde, cómo y cuánto”.

Pongamos como ejemplo en 1er caso, el curso de exploración de rodilla, con un costo de $1,500 pesos por asistente. Supongamos que al curso se inscriben 25 personas, hagamos cuentas: En ingresos por inscripciones puedes obtener $37,500 pesos, mientras que tus egresos son:

  • Local $1,500 pesos
  • Ponentes: $8,000 pesos (2 ponentes)
  • Ambigú: $800 pesos (café, galletas, bocadillos)
  • Proyector: $400 pesos en renta.
  • Material educativo: $0 en formato electrónico.
  • Publicidad: $0 difusión en redes sociales.

Ganancia total por curso: $26,800 pesos.

Ganancia total anual: $321,600 pesos impartiendo mensualmente el curso.

Es decir, que la empresa o el organizador va a ganar $321,000 pesos al año por reforzar un tema básico para 25 fisioterapeutas mensualmente (no se consideró el I.V.A.). Imagínese las ganancias de cursos que cuestan 10 veces más el valor del ejemplo citado.

 

 

Entonces ¿qué tipo de cursos es recomendable considerar?

 

  1. Cursos avalados por verdaderas autoridades educativas y por las Sociedades, Colegios y Academias acreditadas del ramo.
  2. Cursos que estén sustentados por la ciencia actual y con fundamento en literatura científica seria.
  3. Cursos que además de lo anterior tengan una aplicación efectiva y concreta en mi práctica diaria (¿para qué hago un curso de terapia robótica si en mi institución no hay robots?, ¿con qué fin pago un curso de fisioterapia pediátrica si el 98% de mis pacientes son adultos?).
  4. Cursos sobre tecnologías nuevas que signifiquen un verdadero avance en las ciencias de la salud, así como en la mejoría de los pacientes que estoy en posibilidades de adquirir o de emplear y que además sean impartidos por la empresa fabricante de dicha tecnología.
  5. Cursos que te sean autorizados por tu área o profesión que no violen regulaciones legales o bioéticas con su aplicación.

 

Estos puntos sólo son recomendaciones, a final de cuentas cada uno toma el curso que quiera y con los objetivos que individualmente persigue quizá solo con el fin de aprender o reforzar un conocimiento aun cuando no lo vaya a aplicar es válido, y en ese caso solo hay que considerar los puntos tratados en cuanto a la veracidad y actualidad de los datos de quienes imparten el curso (los ponentes) y por supuesto, corroborar su experiencia particular en el área.

 

¿Qué hacer?

  1. Revisar los cursos de Licenciatura en Fisioterapia que actualmente se imparten retirando las materias o temas que no le serán de utilidad al egresado en su práctica diaria y al mismo tiempo reforzar lo realmente importante adecuándose a los avances científicos y tecnológicos siempre avalados por la evidencia científica disponible.
  2. Involucrar seriamente a las autoridades reconocidas en el ramo para que cumplan su función de avales y/o certificadores de cada curso que se oferte.
  3. Crear dentro del ramo de la fisioterapia especialidades formales y focalizadas en determinada especialidad o grupo de edad para que se generen áreas de experiencia dirigida.
  4. Enseñar, dentro de la Licenciatura, a los alumnos a tener un punto de vista crítico por un lado y bioético por el otro con el fin de evaluar de manera objetiva un curso antes de tomarlo y para tener el criterio ético necesario para no ofrecer a sus pacientes remedios no sustentados por la ciencia dando pie al engaño y a la estafa.

 

 

 

Un comentario

  1. Excelente aportación dr. Concuerdo con usted, y ojalá profesionistas como usted puedan lograr y materializar una especialidad dirigida al lic. En terapia fisica, para q no tengan ques estar realizando cursitos que solo los hace ser más técnicos q licenciados. Ojalá en la EMGS fuera la pionera en nuestro país de ofreseo alguna especialidad enfocada a este profesional de la salud, pues me doy cuenta q principalmente se enfocan a las especialidades de medicina, odontología y enfermeria, entonces dónde quedan las demás licenciaturas como Terapia Física y Terapia Ocupacional, Psicólogia, entre otras
    Gracias por su atención Prestada. PLTF JULIO BALCAZAR falfan1917@gmail.com

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.