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Publicado el 07/06/2016
Categoría: Cultura
Hefesto. El dios del fuego de la antigua Grecia

Poco se habla sobre deidades con algún tipo de discapacidad, y es que puede sonar inverosímil el hecho de que los dioses presenten alteraciones, sobre todo físicas. En la mitología nórdica, el dios Odín, solo poseía un ojo y para los romanos, Vulcano era “cojo”; esto último guarda cierta similitud con el personaje a quien me referiré en el presente escrito. Se trata de Hefesto, el dios griego del fuego y de la forja, patrono de los herreros, de los artesanos y de quienes se dedican a la metalurgia.

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Según el mito griego, Hera, cuando vio que al nacer su hijo -Hefesto- era tan poco agraciado (“feo”) y débil lo aventó fuera del Olimpo, provocándole algún tipo de lesión deformante en la pierna lo que le impidió caminar bien, es decir, se quedó cojo como coloquialmente no referimos a este hecho.

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Generalmente, Hefesto es representado en obras de arte como un dios de mal aspecto, sudoroso, desaliñado y en algunos casos con un bastón, en otros con la pierna volteada o al revés; en no pocos casos los artistas cubrían su pierna con un manto o túnica para no mostrar su deformidad. Aunado a lo anterior, a este dios se le representa trabajando con el fuego, con un mazo en atmósferas que nos recuerdan el interior de un volcán junto con sus asistentes, los cíclopes.

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El mito de Hefesto narra que después de haber sido arrojado por su madre fuera del Olimpo, Hefesto fue recogido y tomado en crianza por sus tías en la isla de Lemnos, llegando a ser un artesano dedicado principalmente a la fabricación de tronos de oro que empleaba su padre el dios Zeus. Dadas sus habilidades artesanales, decidió vengarse de su madre Hera por haberlo lanzado del Olimpo, para lo cual le regaló un gran trono. Hera, al sentarse en el trono, obsequio de su hijo, quedó encadenada sin posibilidad alguna de liberarse. Los demás dioses rogaron a Hefesto la liberación de Hera sin obtener éxito, hasta que finalmente el dios Dionisio emborrachó a Hefesto y una vez dormido, lo llevó sobre el lomo de una mula al Olimpo, donde Hefesto perdona a su madre con la condición de que le cedan como esposa a la diosa Afrodita.

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Existe otra versión del mito en el que Hera se percata de que Hefesto tiene una deformidad en la pierna y lo lanza del Olimpo. Aunque la deformidad y la cojera de Hefesto no es el punto clave de las aventuras de este dios griego, cabe recalcar un punto histórico de relevancia: la actitud de las diversas civilizaciones hacia los recién nacidos con alguna deformidad o malformación notable desde el nacimiento.

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Es bien sabido que los espartanos lanzaban desde el monte Taigeto a las personas con alguna discapacidad, en muchos pueblos asiáticos los abandonaban en los desiertos o en los bosques y en la India los abandonaban en la selva. Sea cual fuere la condena, ésta estaba permitida por las leyes de ese entonces, leyes que promovían de algún modo el aumento de la población apta para labores propias de la guerra.

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Afortunadamente ese tipo de prácticas y costumbre no son ya habituales, encontrándose absolutamente prohibidas en cualquier territorio del planeta.~

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La ilustración de este artículo fue realizada por Thales Lucas Duarte

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