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Publicado el 04/06/2019
Categoría: Cultura

Seguramente la mayoría de ustedes, apreciables lectores, han oído hablar del Bolero de Ravel, o quizá hayan visto la divertida película de Cantinflas titulada El Bolero de Raquel.

Pues bien, el mundialmente conocido Bolero, fue escrito por Mauricio Ravel, músico francés nacido en Ciboure Labort en el año de 1875; desde corta edad pretendía ser músico y estudió piano desde la edad de 6 años, posteriormente recibió su educación formal en el Conservatorio de París. Se dice que era un niño “débil y flojo” y que para motivarlo a estudiar piano su padre le daba pequeñas sumas de dinero, sin embargo Mauricio ya demostraba tener un gran talento musical. Ravel llegó a ser considerado por muchos como el mejor orquestador no solo de Francia sino del Mundo y, como solista, era considerado un buen pianista pero no un virtuoso.

Tampoco fue un músico prolífico -para la época- puesto que escribió 86 obras originales y realizó 25 arreglos; escribió para todos los géneros existentes en su tiempo excepto el religioso y su principal habilidad en cuanto a tendencias fue el saber tomar elementos musicales de todos los orígenes, incluso de los sueños, y combinarlos para dar lugar a obras magníficas y originales.

A partir de 1931, a la edad de 56 años, Mauricio Ravel reinició con dificultades de aprendizaje como la escritura, la motricidad y el lenguaje, las cuales mejoraron de manera temporal después de haberse sometido a un periodo de reposo recomendado por su médico. Un año después regresaron los síntomas pero con mayor intensidad; fue revisado por Alajouanine, médico que publicó más adelante los hallazgos encontrados en Ravel: “era incapaz de tocar el piano, de leer o de escribir música”.

A veces se colocaba los cigarrillos en su boca de un modo erróneo y está documentado que en 1933, mientras tomaba un baño, fue incapaz de nadar y casi se ahoga de no haber sido por una persona que lo rescató.

Por otro lado, sus habilidades cognitivas y conductuales se encontraban en perfecto estado. Hacia 1937, Mauricio Ravel únicamente podía pronunciar unas cuantas sílabas y su deficiencia motriz era tal, que tenía que ser alimentado. Finalmente falleció en diciembre de ese mismo año después de una desesperada y extensa cirugía cerebral realizada por un neurocirujano.

Hasta el momento se desconoce qué padecimiento generó la discapacidad y finalmente, la muerte del extraordinario músico. Antes se hablaba de la Enfermedad de Pick, misma que ya se descartó como la probable causa, sin embargo hay 3 diagnósticos de los que se ha sospechado últimamente. El primero se trata de la Degeneración Corticobasal (DCB), el segundo de la Afasia Primaria Progresiva (APP) y el tercero se trata de la Demencia Frontotemporal (DFT).

La DCB es un tipo de Parkinsonismo debido a la destrucción progresiva de la corteza cerebral y otras estructuras relacionadas con el movimiento que provoca la muerte de quienes lo padecen en un lapso de 6 a 8 años; en el caso de Mauricio Ravel no coincide el padecimiento únicamente por la ausencia en el músico de movimientos anormales.

En el caso de la APP -también llamada afasia de Mesulam y descrita por él mismo en 1982- se pierde de manera progresiva la capacidad de comunicarse verbalmente aunque el resto de las habilidades cognitivas se encuentren preservadas; Ravel presentaba dicha situación aunque se encontraba acompañada de trastornos del control motor de las extremidades, mismas que no forman parte de la APP.

Y en el caso de la DFT se trata de un síndrome caracterizado por deterioro en las funciones conductuales y ejecutivas secundarias al deterioro progresivo de la corteza frontal, que se extiende hacia la corteza temporal del cerebro; también se acompaña este síndrome de demencia semántica, es decir, se van perdiendo habilidades lingüísticas con preservación de la comprensión del lenguaje. En el caso de Ravel se encuentra un grave deterioro de las funciones ejecutivas, o sea, aquellas tareas que requieren de planificación (como lo es el movimiento voluntario y la expresión verbal) así como demencia semántica, sin embargo no hay evidencia de alguna conducta anormal en el músico como lo pudieran ser cambios de personalidad.

Debido a la dificultad diagnóstica que se ha tenido para definir el padecimiento de Mauricio Ravel, los estudiosos del tema han determinado que el cuadro global se debió muy probablemente a una Tauopatía, que corresponde a un grupo de enfermedades degenerativas del sistema nervioso central caracterizadas por la acumulación de la proteína tau en el cerebro humano; la más conocida de este grupo de enfermedades es la de Alzheimer. En las tauopatías, se forman complejos proteicos dentro de las neuronas lo cual conduce a la degeneración de las mismas y manifestándose clínicamente como cualquiera de los síndromes antes descritos, además de afectar en muchos casos aspectos cognitivos superiores como lo son la memoria, el cálculo, la abstracción y el juicio.

Podemos concluir que Mauricio Ravel fue un músico más que presentó un problema neurológico de tipo degenerativo que lo llevó a una situación de discapacidad y posteriormente a su muerte. Su ópera inconclusa “Juana de Arco” fue testigo de su deterioro; aún en nuestros días hubiera sido extremadamente difícil que la ciencia le permitiera seguir dando muestras de su genialidad.

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