Navegando por el sitio web del Museo del Prado, me encontré con una obra de arte digna de ser comentada en nuestro portal ya que ejemplifica en un singular personaje una de las causas de discapacidad más frecuentes en todos los rangos de edad: las lesiones cerebrales de origen vascular.
Es bien sabido que pintores de la talla de Velázquez y Ribera dedicaron gran parte de su creación a la interpretación pictórica de personas con algún tipo de discapacidad y que en algunos casos formaban parte de las cortes que en ese tiempo dirigían a los pueblos. El ejemplo más famoso es Las Meninas de Diego Velázquez (1599-1660), obra en la que el autor incluye a Mari Bárbola, mujer de origen alemán con aparente acondroplasia que vivía en el Alcázar junto con alrededor de 40 personas más con su misma condición; otros ejemplos famosos son: la obra atribuida al mismo autor llamada El bufón don Sebastián de Morra, retrato de -nuevamente- una persona de talla baja que habitaba el Alcázar de Madrid y el cuadro de José de Ribera (1591-1652), alias El Españoleto que tituló El Patizambo en el que retrata a un niño con hemiparesia derecha muy probablemente debida a parálisis cerebral.
El caso que ahora nos ocupa se trata de la pintura llamada Pejerón, Bufón del Conde de Benavente y del Gran Duque de Alba, hecha por el pintor holandés Antonio Moro (1516-1576), famoso en su época por retratar a personajes de la realeza de gran peso como a María Tudor y Guillermo de Orange.
Pejerón era el nombre del bufón, a quien Moro pintó en su primer viaje a España y que vivía en el Alcázar de Madrid hacia el año de 1636, tal y como lo describe el inventario del Alcázar correspondiente a ese año “…retrato de cuerpo entero de Pejerón, un loco manco, vestido a la antigua…”. Su nombre real fue Pedro Hernández de la Cruz y fue criado del duque de Benavente ejerciendo el oficio de burlas, como oficialmente eran llamados los bufones de la España de ese entonces. El retrato describe al bufón de cuerpo entero en una postura de tres cuartos con fondo oscuro, no pobremente vestido y sujetando con la mano derecha un mazo de cartas y con la mano izquierda el mango de un espadín.
Llaman mi atención dos aspectos posturales que magistralmente plasmó Moro: en primer lugar y el más obvio es la posición que guardan tanto la mano como los dedos del lado derecho, mismos que se encuentran en flexión desde un antebrazo pronado (rotado hacia el piso); y el segundo aspecto es la rodilla, misma que se encuentra en extensión, es decir, más extendida que la rodilla izquierda. Ambos rubros son característicos de las lesiones cerebrales, basta con comparar la muñeca y la mano de El Patizambo de Ribera con las de Pejerón para determinar que tienen el mismo patrón postural, sin embargo, lo que pudiera ser diferente entre ambos personajes es el origen de la lesión, haciendo más probable que Pejerón haya tenido un evento vascular cerebral, mientras que El Patizambo haya presentado una lesión cerebral en los inicios de su vida.
El bufón aparenta una edad de entre 55 y 65 años y se sabe poco de su vida. No existen registros de lo que hoy podríamos llamar su “expediente médico” ni retratos realizados durante su juventud por lo que a ciencia cierta nunca podríamos determinar con exactitud si su lesión cerebral fue al nacer o durante la etapa adulta, o incluso durante su juventud. La cara de Pejerón se encuentra simétrica y el tobillo, al menos estando de pie no muestra datos de equinismo, ambos signos representativos también del evento vascular cerebral, sin embargo, en muchas personas pueden presentar características normales en reposo, haciéndose evidentes durante el movimiento su condición patológica, por lo que no se descarta el evento vascular de Pejerón.
Fuente:
Muso del Prado: www.museodelprado.es
Museo del Louvre: www.louvre.fr