Publicado el 03/01/2018
Categoría: Adulto Mayor

Dr. Guillermo Rodríguez Ayala. Médico Internista-Geriatra

Al referirnos al deterioro cognitivo hablamos sobre el estado de transición entre los cambios cognitivos asociados al envejecimiento y los cambios que conforman un cuadro demencial completo1. Básicamente la diferencia yace en la capacidad funcional del individuo afectado, ya que en la demencia se pierden las capacidades de autocuidado y en el deterioro cognitivo se conservan.

 

¿Pero cuál es la importancia del deterioro cognitivo?

Su importancia radica en que estas personas tienen un riesgo incrementado de evolucionar a una demencia franca, de alrededor de tres a cinco veces más que la población sin deterioro cognitivo2, y es bien sabido que la presencia de demencia condiciona declinación funcional, dependencia y deterioro de la calidad de vida de la persona, y no solo eso, también la familia se ve afectada, pudiendo inclusive haber desintegración familiar3.

Al detectar en forma temprana el deterioro cognitivo podemos tomar medidas para retrasar la progresión hacia un estado demencial, manteniendo un estado funcional aceptable para  la persona y/o adulto mayor, y con esto mejorar la calidad de vida del adulto mayor y sus cuidadores.

Pero lo alarmante es que a pesar de que el deterioro cognitivo y la demencia tienen una importante prevalencia en nuestra población de adultos mayores, son pocos los diagnosticados por la sutileza de los cambios en etapas iniciales. Se estima que hasta un 50% de los pacientes no son diagnosticados por los médicos de primer contacto, y hasta un 60% de los pacientes diagnosticados por criterios estandarizados, sus familiares o cuidador primario no se habían percatado de que el adulto mayor presentaba problemas de memoria u otras áreas cognitivas (ejecución, lenguaje, cálculo, abstracción, razonamiento, construcción, orientación visoespacial).4

 

¿Qué podemos hacer?

Al observar a nuestros adultos mayores con cambios en su estado habitual de actividad, cambios en su nivel de funcionalidad, cambios sutiles en la organización del pensamiento, errores frecuentes de memoria es prudente que sean valorados por un geriatra que es el médico especialista en personas de la tercera edad o ancianos.

 

 

*Juan Guillermo Rodríguez Ayala, Medicina Interna Egresado de Centro Médico Nacional La Raza. Geriatra.

Egresado de Hospital General de Zona 27, IMSS. Actualmente Médico Adscrito del servicio de Geriatría Hospital General Regional 2, IMSS.

 

 

 

 

  1. Petersen RC. Mild Cognitive Impairment: Current research and clinical implications. Semin Neurol. 2007; 27(1): 1-14. Disponible en: http://www.medscape.com/viewarticle/553257_print
  2. Campbell NL, Unverzagt F, LaMantia MA, Khan BA, Boustania MA. Risk factors for the progression of mild cognitive impairment to dementia. Clin Geriatr Med. 2013;29: 873-893.
  3. Halter JB, Ouslander JG, Tinetti ME, Studenski S, High KP, Asthana S, editores. Hazzard’s. Geriatric Medicine and Gerontology. 6° ed. Estados Unidos: McGraw Hill companies; 2009.
  4. Joshi S, Morley JE. Cognitive Impairment. Med Clin N Am. 2006; 90: 769-787.

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